lunes, 2 de enero de 2012

Rezagos Superados


Chiapas, en menos de cinco logró superar los rezagos y eso le permitió ser menos pobre por encima de Oaxaca y Guerrero, lo que no significa que en esas entidades existan gobiernos dormidos solo que “aquí lo hicimos mejor”, dijo el gobernador Juan Sabines Guerrero al rendir su quinto informe ante diputados locales.
En los últimos años, 72 mil chiapanecos lograron salir de la pobreza extrema, aseguró el gobernador de Chiapas, Juan Sabines.
En su mensaje destacó la inversión en programas sociales —77 centavos por cada peso— y calificó como “histórica” la reducción de los rezagos en la entidad.
“En cinco años logramos juntos dejar atrás ese vergonzante primer lugar en rezago social que ocupamos hasta 2005”, declaró Sabines.
En materia económica, señaló que el PIB creció 6.4 por ciento y que la inversión privada superó los 7 mil millones de pesos.
El gobernador informó que el estado tiene la menor tasa de desocupación laboral del país con 2.37 por ciento y que este año se generaron 10 mil 906 empleos directos, el 21.8 por ciento de los registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
“En lo que va de mi administración se han creado 36 mil 643 empleos formales fijos y permanentes registrados ante el IMSS”, destacó el Ejecutivo estatal.
Por ello afirmó que el destino de Chiapas ya no es la pobreza y por lo tanto Chiapas sigue adelante. Ante la Secretaria del Trabajo  y Previsión Social del país, Rosalinda Vélez Juárez, dijo que en Chiapas, para vergüenza del Gobierno, ocupamos desde siempre el primer lugar en rezago social y el último en desarrollo humano; situación que era más grave porque la mitad de las personas en pobreza extrema eran niñas, niños y adolescentes de los pueblos y comunidades indígenas.
Entre 2000 y 2005, el presupuesto del estado se incrementó al triple, pero la pobreza siguió igual, incluso algunos indicadores nos decían que aumentaba y se agudizaba. Era así por la indiferencia gubernamental que se manifestó en la falta de focalización de los recursos públicos en obras y acciones para disminuir la pobreza.
A eso hay que añadirle la desigualdad, en 2005 el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del municipio más pobre de Chiapas y uno de los tres más pobres de México: Santiago El Pinar,  era equiparable al de Sierra Leona, en África.  Esa situación nos lastimaba a todos, porque nadie debe nacer condenado a la pobreza.
Durante el informe el mandatario dijo que de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), esa desigualdad ponía a Chiapas como uno de los estados por los cuales México, como país, estaba en riesgo de no alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio al 2015.
La verdadera deuda, la más grande de Chiapas es con los pueblos indígenas, con los más pobres, con las mujeres sin acceso a la salud, que al dar a luz morían, en la incongruencia de dar vida y perder la propia; niñas, niños y jóvenes sin oportunidad de salir adelante y expuestos a morir por enfermedades curables.
Chiapas era el último reducto de las enfermedades del rezago como oncocercosis, leishmaniasis, tracoma y paludismo, contra las que no había estrategia ni atención.
El sufrimiento de la pobreza pesaba aún más sobre los hombros de miles de mujeres y niñas que tenían que acarrear agua hasta por kilómetros, muchas veces inapropiada para el consumo humano. La falta de agua potable era causante de enfermedades y muertes prevenibles, de desnutrición, de una pobre y dolorosa calidad de vida.
No había oportunidades para el desarrollo humano. Faltaba trabajo y las posibilidades de generar ingreso con la producción eran escasas o nulas, porque generalmente era de autoconsumo y ni siquiera suficiente.


Nuestros adultos mayores estaban en el abandono y sin ninguna fuente de ingreso.
Hasta los tiempos de la represión y la indiferencia ocupábamos el doloroso primer lugar en muerte materna; no había estrategia, no había ganas, no había voluntad ni compromiso. Se ufanaban de deberle poco a los bancos, mientras las niñas y niños se morían por decenas, incluso en hospitales públicos.
Nadie puede dormir tranquilo como gobernante si sabe que una gran parte del pueblo se muere porque que ha sido incapaz de dotarlo con infraestructura básica para la subsistencia.
Mientras otros estados desde la década de los 80 tenían cubiertos los tres niveles educativos en todos sus municipios, en Chiapas seguíamos con un gran número de escuelas insalubres de madera y cartón. Teníamos las matrículas más bajas en el país a pesar del gran esfuerzo de los maestros rurales.
Chiapas siempre estuvo en los últimos lugares de aprovechamiento y no por falta de capacidad del pueblo, sino del gobierno.
Hasta 2005 la tasa de analfabetismo era la más alta del país y en cada censo, en cada conteo, veíamos con tristeza a un mayor número de personas sin saber leer ni escribir.
En cerca de la mitad de los municipios tenían que irse a otro municipio para estudiar la preparatoria y sólo 9 de cada 100 jóvenes en edad de ir a la universidad tenía acceso a la educación superior, cuando la media nacional en 2005 era de más del doble.
Parecíamos acostumbrados a que ser los más pobres de México era una sentencia. Hubo desatención y falta de respeto aún después del 94, cuando hubo más recursos que nunca y llegaban a Chiapas miles de millones por excedentes petroleros, pero la pobreza y la desigualdad seguían en aumento.
En el último conteo poblacional de 2005, Chiapas tenía peores cifras que en la década de los 80, dejando en evidencia el retroceso en nuestro estado.
Tomamos la decisión desde el primer minuto de nuestra administración de que la pobreza no debía ser destino para Chiapas y su pueblo.
Sin embargo, a partir de 2007 se redujeron los excedentes petroleros, de 2 mil 100 millones en 2006 a 500 millones ese año. Desde 2009 no recibimos un solo peso por esa fuente, cuando en el sexenio anterior recibieron cerca de 7 mil millones de pesos.
Además de ello, la reforma fiscal de 2007, aprobada por el Congreso de la Unión, cambió la fórmula de participaciones reduciendo los ingresos al estado. Por ambos conceptos, Chiapas dejó de recibir 5 mil 719 millones de pesos. De acuerdo con los cálculos del PNUD, Chiapas debería recibir en lo que va del sexenio 17 mil millones de pesos de participaciones adicionales al presupuesto vigente.
En 2009 enfrentamos los efectos de la crisis financiera internacional más severa de nuestra generación.
Estábamos en una encrucijada y en lugar de cruzarnos de brazos y culpar a la crisis de la costumbre de la inacción gubernamental, asumimos nuestra responsabilidad histórica para comenzar a saldar la gran deuda social recurriendo al financiamiento para el desarrollo y focalizamos los recursos disponibles a la erradicación de la pobreza extrema.
Con la aprobación del H. Congreso del Estado, asumimos los pasivos que estimamos convenientes en función de nuestra capacidad de pago, sin afectar la situación financiera del estado, optimizando el manejo de los recursos del pueblo de Chiapas, que no debe estar sujeto a una conducta de atesoramiento cuando las múltiples carencias de la población están a la vista.
Además de ello, debemos reconocer la voluntad del presidente Felipe Calderón Hinojosa para encabezar y construir esta gran alianza que nos une en esta causa común: reducir la pobreza extrema.


Con el Gobierno de la República hicimos mezcla de recursos y de voluntades.
Para ello, en 2007 el primer mandatario presentó la iniciativa del Fondo de Desarrollo Regional para apoyar a  las 3 entidades de menor Índice de Desarrollo Humano, Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
Con el respaldo de las y los legisladores federales y estatales de todas las fuerzas políticas este Fondo se ha incrementado año con año.
CORREO ELECTRÓNICO: gasparrp@hotmail.com Twitter: @GasparRomerop

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